La crisis migratoria sin precedentes que se vive en América ha dejado ver muchas realidades, una de ellas es la existencia de gente sin escrúpulos que se aprovecha de las necesidades, además de la manera en que el crimen organizado usa a los migrantes para sus operaciones, así fue como un narco colombiano operó, hasta que fue detenido en México.
Se trata de Enrique Bautista Reatiga, alias “Poporro”, quien fue detenido en Cancún, Quintana Roo, y era líder del grupo criminal Los del Sur, organización dedicada al tráfico de cocaína y de migrantes desde Colombia hasta Estados Unidos, por lo que era uno de los criminales colombianos más buscados, según informó el diario El Universal.
La Policía Nacional de Colombia lo tenía en sus lista de más buscados, acusado de homicidio, tentativa de homicidio, fabricación, tráfico y portación de armas de fuego o municiones y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
La Interpol estaba detrás de dicho narco debido a su peligrosidad, su detención se realizó mediante una operación conjunta con agencias de seguridad de Colombia y Reino Unido, elementos de la Secretaría de Marina (Semar), en coordinación con la Fiscalía de Quintana Roo.
La operación de “Poporro”
Comenzó en el Grupo Armado Organizado del Ejército de Liberación Nacional (ELN), tres años después fundó Los Poporros y finalmente terminó en la estructura criminal Los del Sur de Bucaramanga, una de las más peligrosas de Colombia.
En México encontró terreno fértil para delinquir y logró hacer alianzas con los cárteles más importantes, por ello solicitó refugio en el país, con el fin de realizar su actividad criminal de forma “legal” sin escrutinios sobre su estatus migratorio en el país, y así eludir a las autoridades.
Se alió con los Cárteles de Sinaloa, Tijuana y Jalisco Nueva Generación para lograr traficar droga con migrantes. Además traficaba cocaína desde su país natal hasta el territorio mexicano.
Usaba a los migrantes como “mulas”, ellos llegaban a Colombia desde Venezuela, Perú, Chile, Ecuador y Panamá; desde allí los trasladaba por vía aérea hasta México, luego eran transportados en condiciones infrahumanas hacia la frontera con Estados Unidos por un pago de 5,000 a 8,000 dólares.
Para intentar burlar el control de las autoridades en la frontera con Estados Unidos, vestían a los migrantes con uniformes camuflados similares a los que utilizan los militares para evitar llamar la atención, indicó el general William René Salamanca Ramírez, director general de la Policía colombiana.
Con información | La Opinión
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