“¡Fuego, fuego!”, gritan niños… y se encendió todo de volada.

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Vecinos del Fraccionamiento San Ángel en Altamira vieron su paz dominical interrumpida por la amenaza de las llamas provenientes de un corralón federal.

La tranquilidad de un domingo común se respiraba en la calle San José del Fraccionamiento San Ángel, una vía que se extendía a lo largo de más de medio kilómetro, cerca de los límites de Altamira y Tampico, con acceso a la renombrada Sexta Avenida, ahora conocida como Armada de México.

Rosa, residente del área cuya casa colinda con un mesón privado, presintió que esa calma estaba por disiparse. “El aire estaba impregnado de un olor a humo, como si estuviéramos cerca de un basurero. Al asomarmepude ver un humo tenue, pero poco después, escuché a unos niños correr por la calle gritando ‘¡fuego, fuego! ’. Salí y, para mi sorpresa, ya todo estaba en llamas (chasquea los dedos), de forma vertiginosa”, relató mientras miraba un teléfono celular junto a una vecina.

Rosa llegó a la zona alrededor del 2010siendo una de las cientos de familias evacuadas ante la inminente amenaza del fuego que se acercaba a las viviendas. Esto ocurrió poco después de las 12:30, cuando se recibieron reportes de un incendio en un terreno destinado al resguardo de vehículos, tanto en líneas de emergencia como en redes sociales.

Con la velocidad a la que las llamas se propagabanimpulsadas por el viento, una espesa columna de humo se alzó en el horizonte del sur de la ciudadPodías estar en el centro de Tampico, en Playa Miramar, e incluso en Pueblo Viejo, y aún así ver la fumarola a kilómetros de distancia.

Los bomberos municipales, junto a voluntarios y fuerzas del orden, fueron los primeros en llegar al lugarcomenzando el desalojo. Los voluntarios alertaron sobre la gravedad de la situación a través de las redes sociales, solicitando la ayuda de particulares con pipas de agua, ya que el riesgo de que el fuego se descontrolara era alto y había casas en peligro.

Luego llegaron la Guardia Estatal, Protección Civil y la Sedena.

En ese momento, el caos se apoderó de la calle, con personas corriendo para sacar pertenencias de sus hogares, como colchones, lavadoras, secadoras y, irónicamentehasta televisores. Policías y miembros de Tránsito utilizaban megáfonos y radios para instar a la evacuación en la colonia.

“Me pidieron que sacara lo más indispensable de la casa, pero no pude llevar mucho más porque el fuego ya había llegado detrás de mi hogarHe vivido aquí por 15 años y jamás imaginamos que esto podría ocurrir. Lo más cercano había sido el incendio en los almacenes Ibarra, pero eso estaba muy lejosEra lógico que esos vehículos estallaran como cohetes”, comentó Rosa, observando con preocupación desde la acera opuesta la formidable columna de humo.
A medida que avanzaban las horas, la situación del incendio se tornaba cada vez más confusaRecordé lo ocurrido casi un año atrás, en plena sequía, cuando otro incendio había consumido un almacén de productos alimenticios, a menos de 200 metros de este lugarAquella vezlas llamas comenzaron un viernes por la noche y se extendieron hasta el sábado al mediodía; a partir de ahí, la situación se agravó.

Todo cambió con la ruidosa llegada de un helicóptero de la Marina especializado en combatir incendios, dos horas después de que se iniciara el siniestroque hasta el momento seguía sin resolverse«Gracias al gobernador Américo Villarreal, quien gestionó ante la Marina la llegada de este helicóptero. ¡Miren, ahí va! «exclamó el alcalde Armando Martínez, mientras informaba sobre los acontecimientos en el terreno que pertenece a la empresa Grúas Martínez. En vista de la situaciónse decidió reubicar el deshuesaderouna solicitud que los vecinos ya habían planteado anteriormente.

“El plan es trasladarlo a la zona norte del municipio, alejándolo de la zona urbana para evitar que se repitan situaciones como esta. Ya hemos hablado con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para hacer el movimiento”, añadió el edil.

Pasadas las 5 de la tarde, el fuego había sido controlado y se dio la orden de evacuar oficialmente a un centenar de familias. Los vecinos no podían regresar a sus hogares esa noche; las autoridades municipales establecieron dos albergues para acoger a las familias afectadas por el incendio, brindándoles alimentos durante el tiempo necesario.

Empresas cercanas al Mesón Municipal ofrecieron sus patios para que los bomberos pudieran abrir un frente y combatir el incendio del mesón federal. Entre las que colaboraron se encontraban Comapa, los municipios de Tampico, Pueblo Viejo y Pánuco, así como BASF, que proporcionaron camiones cisterna con agua.

A lo largo de la tarde, los vecinos afectados por el fuego en el corralón federal solicitaron permiso para regresar a sus domicilioscon el fin de recuperar sus pertenencias y verificar que todo estaba en orden. El secretario del Ayuntamiento de Altamira, Francisco Pérez, anunció que también llegarían brigadas de Bienestar Social para levantar censos sobre las posibles afectaciones.

Durante la noche, 50 elementos de la Guardia Estatal se encargaron de resguardar las 120 viviendas afectadas, según informó Consuelo Hernández, delegada regional de Seguridad Pública. Se implementó el “Plan Tamaulipas”, equivalente al DN-III de la Sedena, para auxiliar a la población civil en caso de emergencias.

Lamentablemente, también hubo quienes se aprovecharon de la situaciónTres personas fueron detenidas al ser sorprendidas intentando robar en el fraccionamiento afectado. De acuerdo con informes policiales, los tres hombres habían sido denunciados por vecinos que aseguraron que no residían en el lugar y, aunque fueron arrestados, no fueron consignados al Ministerio Público.

Información: Milenio.com

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